14/03/22
Cómo superar la crisis económica y la disrupción tecnológica
Mundo Atlántico

Nace la Alianza Mundial de Innovación para diseñar e implementar soluciones escalables para el desarrollo económico y social en momentos de crisis.

Carlos Sentís.  Fundador y Consejero delegado de World Innovation Alliance, miembro del Consejo del World Humanitarian Forum, asesor de la Organización de jóvenes emprendedores de la Unión Europea, profesor de IE Business School, UFV, UC3M, CEU, URJC y otras universidades, y miembro de la Junta Directiva de Red Mundo Atlántico.

Crisis convergentes 

En momento en el que nos enfrentamos a crisis sanitarias, económicas y sociales convergentes, la educación, la innovación, el liderazgo responsable, la colaboración entre los sectores público y privado y la participación ciudadana son más importantes que nunca para mantener el nivel de prosperidad y el estado del bienestar que ha costado miles de años alcanzar. 

Aseguran los expertos que el efecto combinado de las tecnologías emergentes exponenciales va a generar más cambios en los próximos 20 años que en los anteriores 200, y se espera que el 50 % de los puestos de trabajo en todo el mundo cambien debido a la disrupción tecnológica provocada por la Inteligencia Artificial, la Robótica, los vehículos autónomos, la impresión 3D o blockchain. Hasta los analistas más optimistas reconocen que, a pesar de que se crearán nuevos tipos de empleo, la cruda realidad es que cientos de millones de personas probablemente pierdan su empleo y se encuentren en una posición de difícil reinserción laboral en el corto y medio plazo. 

Y, esto, en un mundo en que hay 40 conflictos categorizados como guerra en la actualidad, más de 900 millones de personas viviendo en extrema pobreza, 235 millones de personas con necesidad de ayuda humanitaria para sobrevivir, 260 millones de niños sin acceso a educación básica, 5 millones de refugiados y 770 millones de personas sin acceso a agua potable, una cifra que se espera que aumente notablemente por los efectos del cambio climático y las crecientes sequías extremas en numerosas regiones del mundo. 

La educación, la tecnología y el desarrollo económico son absolutamente claves para luchar contra esta crisis, pero nuestro sistema educativo está muy lejos de aportar las habilidades y conocimientos prácticos demandados por las empresas, las competencias digitales y de innovación para crear y aprovechar las nuevas tecnologías, de formar a las nuevas generaciones en emprendimiento y desarrollo de carreras profesionales para crear oportunidades económicas o de aportar soluciones para todos los profesionales que necesitarán una transformación radical para lidiar con la disrupción de industrias completas que ya se ha comenzado a sentir. 

Los Consejeros Delegados de las principales compañías del mundo reconocen que su principal preocupación es la dificultad para atraer, retener y formar talento con las habilidades requeridas por un mercado  cada vez más competitivo y sofisticado. Se espera que más de 2000 millones de personas requieran procesos de re-entrenamiento y transformación profesional para mantenerse relevantes y con posibilidades de aspirar a empleo de calidad. Y, así, superar la crisis laboral. 

El problema del desempleo es especialmente alarmante en España, segundo país de la OECD, y uno de los países del mundo, con mayor tasa de desempleo, con cerca de un 14 por ciento de paro general (muy por encima del 6.5% de la UE) y un 30 por ciento de paro juvenil, que se suma a una crisis energética descontrolada, una inflación terrible, problemas de abastecimiento por la crisis logística mundial y el mayor aumento de deuda pública de toda la Unión Europea, que alcanza ya un 122% de nuestro PIB con la escalofriante cifra de 1.4 billones de euros de deuda, para la que pagamos más en intereses que en prestaciones por desempleo en todo el país. 

Por si esto fuera poco, España cuenta con cerca de 10 millones de personas por encima de los 64 años y más de 7 millones de menores de edad, lo que genera una presión difícil de soportar sobre la población activa, especialmente para las empresas, para los pequeños emprendedores y los autónomos, que están, estamos, sufriendo subidas de impuestos que hacen perfectamente comprensible que muchos decidan replantearse su futuro. Y no solo eso. España necesita nuevas empresas, pero el miedo a las innumerables trabas administrativas, costes e impuestos, hacen que una gran parte de los españoles que querrían crear su propio negocio, crear su propio trabajo y generar empleo, decidan optar por no hacerlo.

Razones para el optimismo

Pero, a pesar de la magnitud de las crisis a las que nos enfrentamos en estos momentos críticos, hay numerosos motivos para el optimismo. 

Primero, por la abrumadora tendencia positiva de la mayoría de los indicadores más importantes que reflejan el estado del mundo y el nivel de bienestar de la humanidad. Desde la esperanza de vida y la drástica reducción de la tasa de mortalidad infantil, hasta los avances radicales en educación y el acceso ilimitado a información y formación a través de internet para miles de millones de personas, y se espera que los 4.000 millones de personas sin acceso a Internet lograrán conexión en los próximos años. 

Desde la reducción de pobreza global, descenso de niveles de violencia o mantenimiento de la paz en una gran parte del mundo, hasta los hitos de cooperación sanitaria alcanzados, por ejemplo, para hacer frente a la pandemia. Desde las instituciones, sistemas legales y derechos que las anteriores generaciones trabajaron tanto por construir y mejorar, hasta las tecnologías que hacen nuestras vidas mejores cada día. Hay una infinidad de cosas por las que debemos sentirnos agradecidos. Debemos hacer todo lo posible por conservar el desarrollo y seguir implementando mejoras y soluciones para los problemas que afectan de forma más negativa a la población y al medio ambiente

Segundo, porque contamos con más potencial humano que en otro momento de la historia, hay más personas, más educadas, con más recursos, más capital, más tecnología y más conectadas que nunca. Y porque, por primera vez, una parte importante de la población mundial comparte la misma visión y la voluntad de contribuir a crear un futuro mejor bajo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, un acuerdo sin precedentes que aúna esfuerzos para alcanzar 17 grandes objetivos con 169 medidores para 2030 y que, aunque no se lograran, han contribuido ya enormemente a movilizar esfuerzos y sentar las bases de una dirección común y colaboración internacional a pesar del permanentemente inestable equilibrio de poderes. 

Tercero, porque, en un mercado en que los consumidores demandan empresas y productos cada vez más sostenibles y comprometidos con el desarrollo social, empresas e inversores están transformando su modo de hacer negocios, tomando un papel cada vez más activo en la solución de problemas, o, al menos, en la reducción de los efectos negativos de su actividad. Una tendencia extremadamente positiva porque el sector privado cuenta con un potencial extraordinario para solucionar problemas si aprovecha sus recursos humanos, tecnológicos y financieros.  

La Alianza Mundial de Innovación (World Innovation Alliance)

En este contexto, y con el objetivo de ayudar a mejorar la vida de tanta gente como sea posible mejorando y expandiendo el acceso a educación, salud y desarrollo económico, decidimos unir grandes empresas, instituciones y más de 1000 líderes y expertos de más de 150 países diferentes para crear la Alianza Mundial de Innovación (World Innovation Alliance) para diseñar, seleccionar, impulsar e implementar soluciones prácticas y escalables para grandes problemas mediante el empleo de la tecnología, la innovación, la educación, reformas políticas, colaboración público-privada y participación ciudadana. 

Ayudamos a gobiernos, empresas y organizaciones internacionales a maximizar el impacto positivo que generan en la sociedad y el planeta, de modo que sea beneficioso para todas las partes interesadas mediante más de 200 modelos innovadores de aprovechamiento de recursos y creación de impacto social. 

Con nuestro trabajo demostramos con proyectos, nuevos modelos de negocio y emprendimiento social, que no solo debemos hacer todo cuanto sea posible para mejorar la situación de forma práctica y con objetivos medibles, sino que existen oportunidades de negocio y prosperidad económica para individuos y organizaciones directamente relacionadas con la solución de problemas prioritarios mediante el principio de “For profit social impact” o “Doing well by doing good” (impacto social con beneficio económico), transformando el paradigma tradicional del tercer sector. 

Después de cerca de cuatro años de trabajo de innovación y desarrollo estratégico, tras 10 años de trabajo como consultor, asesor y profesor de comunicación, relaciones internacionales, innovación y emprendimiento, el día 12 de febrero de este año presentamos de forma oficial nuestro trabajo para apoyar los ODS en nuestra primera Asamblea General online con presencia confirmada de miembros de 100 países y la participación del Pacto Global de las Naciones Unidas, la agencia responsable de la colaboración con el sector privado, cuyas empresas signatarias cuentan con más de 100 millones de empleados combinados. 

Durante el encuentro, presentamos nuestro plan de acción y anunciamos nuestro compromiso de formar a 1 millón de personas y crear más de 200.000 conexiones entre individuos y organizaciones para crear empleo, fomentar emprendimiento, innovación, impacto social y desarrollo económico mediante los programas “Habilidades para el desarrollo” y “Conexiones para el desarrollo”. Anunciamos nuestro trabajo de recopilación de soluciones concretas y escalables para educación, medio ambiente, pobreza, salud y mejora del sector público y la celebración del WIA Impact Innovation Global Summit, el mayor evento privado de colaboración práctica para impacto social y consecución de los ODS con más de 500 líderes de grandes organizaciones públicas y privadas de todo el mundo. 

Y lo hacemos con la participación de personas y organizaciones de todos los sectores y especializaciones, de expertos en todas las áreas, personas de diferentes edades, culturas, razas, géneros y condiciones. Porque todos podemos aportar algo, y a todos nos afectan de forma muy directa los problemas a los que nos enfrentamos. 

Vivimos crisis globales, nacionales, sectoriales, económicas y de salud que requieren de la participación de todos. Millones de personas y organizaciones de todo el mundo querrían ser parte de la solución a estas crisis, pero muchas veces no saben qué pueden hacer o cómo hacerlo, no cuentan con los recursos adecuados, o, simplemente, no son incentivados para lograr un compromiso real. 

Queremos ayudar a aprovechar al máximo el potencial de cada individuo y cada organización y su vocación de servicio, propósito y significado, mediante llamadas a la acción claras, concretas y, sobre todo, aportando recompensas valiosas a cambio de sus contribuciones. 

La democracia no es únicamente votar cada cuatro años el partido que formará gobierno. La democracia real debe permitir que los ciudadanos puedan definir su futuro, que puedan participar en la solución a los problemas que verdaderamente afectan a su bienestar y su prosperidad, que tengan un rol activo y más relevante en el que puedan usar su conocimiento, experiencia, influencia y recursos para mejorar el estado de las cosas, en el que sean más que contribuyentes, consumidores o votantes. 

Los ciudadanos que quieran aportar valor no solo deben poder hacerlo, sino que han de ser recompensados por ello, en el que rompamos los silos, dejemos de hacer cada uno la guerra por su lado, y empecemos a trabajar juntos por lo que de verdad importa. 

Si no por los demás, al menos, por nosotros mismos. 

Bienvenidos a la Alianza Mundial de Innovación. Hay mucho por hacer, pero unidos somos capaces de todo. 

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